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6 de septiembre de 2015

No eres tú, es la estructura: desmontando la poliamoría feminista

Collage: Señora Milton
Ilustración de la Señora Milton

A nivel teórico y discursivo estamos haciendo grandes rupturas sobre el modelo de amor 
romántico monógamo y lo tenemos muy claro; a nivel emocional, son muchos siglos de 
patriarcado los que tenemos encima. El poliamor también genera mitos, finales felices, 
procesos enriquecedores, experiencias fascinantes, decepciones y frustraciones variadas.
Coral Herrera Gómez para Pikara Magazine.


        La poliamoría feminista es una nueva utopía colectiva para las que soñamos con un mundo igualitario, feminista y diverso. En este mundo ideal, las mujeres no estaríamos divididas en dos grupos: las buenas (fieles y sumisas sin deseo sexual), y las malas (ninfómanas, promiscuas y libres). Todas tendríamos derecho a tener las relaciones que quisiéramos sin sentirnos culpables, sin rendir cuentas a nadie, sin que se desate el escándalo social, sin que nos insulten, nos discriminen, nos castiguen o nos maten por ello.
Además, tendríamos mucho más tiempo para amar, para disfrutar de la vida y los afectos, para investigar y construir relaciones diversas, con o sin sexo, con o sin romanticismo. En el mundo poliamoroso feminista ideal no nos avergonzaríamos de nuestros cuerpos, no existiría el pecado ni la culpa, y podríamos disfrutar de nuestra sexualidad y nuestros multiorgasmos sin ningún tipo de traumas ni complejos.
Construiríamos una especie de ética amorosa para evitar las guerras románticas y las luchas de poder, y aprenderíamos a juntarnos y separarnos con cariño. En este código el objetivo general sería cuidar a los demás y cuidarse a una misma, aprender a resolver los conflictos sin violencia, evitar el sufrimiento innecesario, y aprender a disfrutar del amor y de la vida.
En un mundo de poliamoría feminista y queer no seríamos egoístas, celosas, ni posesivas, ni sufriríamos si nuestra pareja se enamora locamente de otra persona y necesita su espacio para disfrutar del colocón del enamoramiento. Podríamos llegar a ser, entonces, gente humilde y generosa que ama su libertad y la de los demás. Seríamos menos egocéntricas, pues no necesitaríamos sentirnos únicas ni especiales para alguien las veinticuatro horas del día. No aspiraríamos, como ahora, a ser el centro del Universo de la persona amada, pues en el mundo poliamoroso no hay centros, todo son redes interconectadas. Todos los afectos estarían en el mismo nivel, sin jerarquías: cada pareja se construiría desde la interacción y el presente, no habría amores clandestinos, y el amor no se encerraría en sí mismo, sino que fluiría libre, multiplicándose y expandiéndose.

20 de mayo de 2015

¿Cómo sufrir menos cuando mi relación termina?




No hay fórmulas mágicas para no sufrir ante la pérdida de un ser querido, o frente a la ruptura de una relación familiar, de amistad, o de pareja. Nos duele mucho separarnos de nuestros seres queridos, pero hay algunas cosas que podemos hacer para pasar el duelo de la mejor manera posible. 

Los duelos cuanto más cortos, mejor. Cada cual necesita su tiempo para aceptar la realidad, pero si vamos a tener que asumir una realidad que no nos gusta y que no podemos cambiar, mejor que sea pronto. No merece la pena pasar años de nuestras vidas sufriendo, porque nuestras vidas son muy cortas, y se viven mejor cuanto más afecto damos y recibimos, y cuanto más amor tenemos a nuestro alrededor. 

El amor no es eterno, ni dura para siempre. Es una realidad constatable y medible: según las estadísticas de divorcios, segundas y terceras nupcias, la gente se junta y se separa en todo el planeta. Y es que el amor, como todo en la vida, empieza, cambia, se extingue, muta, evoluciona, o se estanca. A veces dura una noche, otras veces meses, o años de nuestra vida: unas relaciones funcionan a las mil maravillas, otras mejoran con el tiempo, otras se deterioran, y otras, simplemente, no funcionan, o dejan de funcionar pasado un tiempo.
Sin embargo, y aunque lo tenemos muy claro en la teoría (el amor dura lo que dura), nos cuesta mucho separarnos de la gente a la que amamos. Nos duele el alma si nuestro amor no es correspondido, o cuando notamos que ya no sentimos amor por alguien y queremos seguir nuestro camino, o cuando nuestro amado o amada nos comunica que ya no quiere estar con nosotras.

30 de abril de 2015

Claves para disfrutar más del amor


- Vive el presente y olvídate del futuro. Haz ejercicios mentales para situarte en el momento, para disfrutar de una cena con declaración de amor, de un beso eterno, de una noche de amor loca, de un paseo al atardecer, de una llamada de teléfono. Cada uno de los momentos de tu vida en los que estás es irrepetible, así que merece la pena ser disfrutados en toda su intensidad. Vivir el presente, además, alivia el miedo al futuro.
–  Liberarse de los miedos es necesario para poder vivir el amor plenamente. Los miedos nos paralizan, nos quitan energías, nos ponen pesimistas, y nos vuelven mezquinos. No fabriques más fantasmas, no te prives de tu derecho a disfrutar del amor. Para poder ser generosas en nuestras relaciones, necesitamos abrirnos y compartirnos en un clima de confianza y generosidad mutua; para poder amar es preciso el encuentro sin máscaras, sin corazas ni escudos, sin obstáculos de ningún tipo: ni reales, ni imaginados.
- Amar a la gente tal y como es, sin mitificar, sin que nos mitifiquen. Sin idealizaciones se conoce a la gente con mayor profundidad, sin expectativas fantasiosas hay menos decepciones, y sin decepciones se vive mejor.
- Enamórate de tu libertad, y de la de los demás.  Amar no significa renunciar a tu libertad ni a los afectos de tu gente querida; el sacrificio no es una prueba de amor, aunque nuestra cultura nos haga creer lo contrario.
-Dile “no” a la cultura del sufrimiento que asocia el amor con el dolor. Los dramas y las tragedias te quitan energía para disfrutar de la vida. Si duele, si te convierte en una mala persona, si te paraliza, si te hace sentir mal, no es amor, es otra cosa. No dejes que pasen años de tu vida en una relación que no te hace feliz: la vida es muy cortita y hay gente estupenda en el mundo a la que no vas a conocer si te encierras en tu pasión dolorosa.

20 de noviembre de 2014

¿Quienes son las Señoras que... dejan de sufrir por amor?



Las Señoras que… dejan de sufrir por amor somos mujeres muy diversas a las que nos unen objetivos comunes: desmontar el amor romántico occidental, adquirir herramientas para disfrutar más del amor, y construir una ética amorosa individual y colectiva sobre el amor.
Somos mujeres de habla hispana, pero vivimos en todos los países, y tenemos todas las edades: la Señora más joven tiene 21 años, y la mayor 73. Somos Señoras sexual y emocionalmente diversas: en el taller cabemos todas las mujeres y todas las orientaciones sexuales posibles, y nos sentimos libres para etiquetarnos, o no etiquetarnos. Algunas viven en el campo, y otras en las grandes ciudades; algunas se están enamorando, otras se están separando, y otras están en período de reflexión y reconstrucción. También somos diversas en cuanto a profesiones y áreas laborales: somos dentistas, politólogas, psicólogas, amas de casa, periodistas, trabajadoras sociales, físicas teóricas, peluqueras, profesoras, desempleadas, médicas, diseñadoras gráficas, funcionarias, artistas, estudiantes, jubiladas…
Las Señoras nos juntamos desde diversos países para desmontar el amor, desmitificar y analizar los cuentos que nos cuentan, despatriarcalizar nuestras emociones, compartir experiencias personales y reflexiones, deconstruir el romanticismo, inventar otras estructuras emocionales y relacionales. Las Señoras trabajamos con gafas violetas y enfoque de género, desde el auto-reconocimiento y la auto-crítica, desmontándonos a nosotras mismas también para trabajar individual y colectivamente sobre todo aquello que queremos mejorar, eliminar o transformar en nuestras vidas.
Entre todas hemos creado un espacio de confianza y privacidad donde no nos sentimos juzgadas: podemos expresarnos con libertad, exponer nuestras teorías, lanzar preguntas a las compañeras, desahogarnos, contarnos secretos inconfesables, compartir recursos y material sobre la temática, leer juntas, pensar y escribir, debatir y aportar a la construcción de otras formas de querernos.
La primera vez que nos juntamos fue en el taller on line que impartí en Campus Relatoras con el nombre de Señoras que... dejan de sufrir por amor. Como nos quedamos con las ganas de seguir trabajando, nos juntamos en una plataforma on line que ahora es a la vez una red social de mujeres, y un taller permanente: el Laboratorio del Amor. Lo más bonito de este espacio de trabajo colectivo es que ya no nos sentimos solas en el proceso: es más fácil unirnos para trabajar juntas y tejer redes de solidaridad, sororidad y trabajo en equipo. Nuestro trabajo para construir herramientas que nos permitan sufrir menos, y disfrutar más del amor y de las relaciones afectivas tiene también una dimensión social: creemos que lo romántico es político, y que otras formas de quererse son posibles.
Las Señoras creemos que es urgente una revolución cultural, social, económica, política, sexual, emocional, por eso, nos hemos puesto manos a la obra. Estamos trabajando para desmontar el patriarcado, inventarnos otros romanticismos, y para elaborar una ética del amor que nos permita construir relaciones sanas, libres, amorosas, igualitarias, y pacíficas. Queremos desaprender lo aprendido, y lanzarnos a la aventura de amar sin miedos, sin círculos viciosos, sin violencia, sin dolor. Queremos construir amor del bueno, y creemos que es posible tejer afectos y relaciones sentimentales basadas en el buen trato, el compañerismo, y la alegría de vivir.



Uneté al Laboratorio del Amor 
por 100 euros al año o 9.95 euros al mes




Testimonios de las Señoras: 

Me apunté porque justo acababa de romper mi última relación de pareja y sentía que necesitaba hacer algo para que la próxima fuera mejor. Una de las cosas era tomarme tiempo, pero a parte sentía que tenía que ser un tiempo activo, no un tiempo esperando en pasivo. Justo una amiga me contó de la existencia del taller y no dudé en apuntarme con ella. Y no me ha decepcionado nada, al contrario, me ha sorprendido positivamente. Sobre todo porque no me esperaba tanto apoyo de todo el grupo. Es decir, más allá de los debates más "intelectuales", la posibilidad de compartir experiencias entre mujeres y de aprender de todas ellas ha sido muy rica. Además, el sentir que no estás sola en estos procesos resulta de gran ayuda.

Lo que más me gustó del taller fue el poder interactuar con mujeres tan diversas, con experiencias tan diferentes, pero que comparten inquitudes similares. Además, contar con la orientación de Coral ha sido muy importante, porque ha ido guiando el proceso. El chat también es un espacio muy agradable porque surgen temas muy diversos y nunca te sientes juzgada.

Julia


“Mi nombre es Ana Jiménez y he tenido la enorme suerte de poder disfrutar de la 1ª edición de este curso. Como dijo mi amiga Emma, debería ser una asignatura obligatoria en las escuelas. Ha sido un placer poder reflexionar individual y colectivamente sobre el amor, sus patrañas y trampas ( o al menos las derivadas de la construcción social del amor). A parte también es de gran utilidad para seguir ubicándonos y comprendiéndonos como mujeres ante el mundo. Muchísimas gracias, otra vez a Todas, a Coral y a Relatoras. Un abrazo fuerte y si aun no lo habéis hecho no os lo perdáis”.
ANA J.


“Sin duda para mí también una de las mejores cosas del curso ha sido el hecho de compartir entre nosotras nuestros sentimientos, reflexiones, autocríticas, etc. Creo que hacerlo todo colectivo, ya está rompiendo con las bases del patriarcado..ya que la generosidad, solidaridad, empatía, comprensión o respeto son valores indudablemente antipatriarcales y esos son los que he respirado estas semanas con todas vosotras”. 
MIREN

“Creo que se trata de ir armando una estructura en la que podamos pensarnos, debatir, reflexionarnos, dudarnos un poco sobre lo que muchas veces damos por hecho…. Mi primer pasó al frente es “libertad”… el amor es sentirme libre, independientemente que tenga una relación amorosa o no, si alguien me ata no es amor, si yo ato no es amor, si la idea del amor me ata no es amor…
Y así, empiezo a recorrer un camino, bajo la bandera de la libertad…. De dejar volar a quienes están a mi lado, volar yo……!!!!
Sí se puede, claro que sí, por eso me parecen tan importantes espacios como estos, que me lleven a la reflexión, a escarbarme por dentro y sacar mis complejos de princesa…. ¡Abajo las princesas, arriba las mujeres libres!”
ANDREA CAROLINA


A veces desde la Latinoamérica que sangra construirse como mujer que se piensa, se reflexiona y trata de entender que ocurre con sus emociones, puede ser un ejercicio solitario, que muchas hacemos, pero que pocas compartimos y Señoras que dejan de Sufrir por amor es un lugar para SABERSE ACOMPAÑADA, para ver espejos, para saber que lo que nos pasa es común, para ver y sentir como esas decisiones acertadas o desacertadas sobre el amor no las tenemos solo nosotras  sino que somos muchas, llorando por la herencia patriarcal que no nos deja ser libres, pero como somos muchas preguntándonos como abandonarlas y que hay muchos caminos para hacerlo, así una de las cosas más densas sea desaprender sobre el amor o el amor romántico como lo llama Coral... Entonces, si de repente te sientes sola y sientes que no hay mucha gente con quien conversar acerca de tus procesos de mutación femenina amorosa interna, vente al laboratorio del amor, que seguro encuentras un lugar común, de diálogo y reconstrucción sorora para seguir en el camino de hacernos el amor más bonito... 

Emilia Juana


Las ganas  que tenía de pararme a pensar/me y repensar en mí, y no solo en el plano de las relaciones sino de toda mi vida. También las ganas de compartirlo con otras mujeres y no solo del curso, de leer,de encontrar a gente que interesante, .. Después del taller sentí la necesidad de seguir trabajándome y me he apuntado a una terapia en grupo con la que continúo a día de hoy. Un regalazo poder aprender a dedicarme este tiempo, justo en esta etapa de mi vida.

Carmela


Participar en el taller "Señoras que... dejan de sufrir por amor" es una experiencia altamente recomendable. Te ayuda a cuestionarte muchos de los patrones rígidos que regulan nuestras relaciones amorosas y te permite reformular nuevas formas de relacionarte contigo misma y con los demás. Además, es un espacio de confianza y seguridad en el que te sientes muy cómoda para compartir experiencias personales con el resto de Señoras. ¡Ha sido un privilegio poder participar en el taller y entrar a formar parte de una comunidad de mujeres estupendas!
Julia



“Yo lo que destaco del curso es, por un lado, haber aprendido a mirarme a mi misma con más franqueza y honestidad..aunque me duela ver las cosas y emociones que no me gustan de mi, por otro lado entiendo y me hace comprender que soy una persona normal y corriente, con tantos miedos y egoísmos como cualquier otra...y ser capaz de verlo sin quererme vengar de mi misma, es decir, tratando de comprender de dónde viene todo eso, pero, como dice Coral, haciéndome responsable de que mis actos, mis emociones, afectan a otras personas a mi alrededor, pueden condicionarlas y, por tanto, es importante guardar un equilibrio”
LIDIA S.


“Me llevo las tres consignas que Coral menciona en su artículo “Podemos disfrutar del amor”: CONÓCETE MEJOR (AUTOCRÍTICA), RESPONSABILÍZATE Y COLECTIVIZA TU TRABAJO CON LA GENTE. Creo sinceramente en que esta es la clave para disfrutar del amor, y espero tenerla en mente cuando mis miedos y sentimientos patriarcales me acechen.
Así que en definitiva, soy más consciente de que amo básicamente de una manera patriarcal, lo asumo, me responsabilizo de mis actos de niña caprichosa y egoísta. Estoy con todas las ganas de seguir afrontando esos momentos en los que el fantasma del patriarcado me asalte y me invada y poder hacerle frente con nuestras herramientas. He asumido la idea de que otras maneras de querer son posibles, solo que debemos imaginárnoslas y trabajarlas de manera colectiva. Tengo ganas de que una vez pasada la tormenta de estas semanas, poder coger desde el principio todo el trabajo de estas semanas y seguir con ello. ¡Quiero leer, pensar, sentir, morirme de miedo y volver a levantarme, conversar, compartir y querer!
Sin todas vosotras no habría sido posible...ha sido un auténtico placer…. ¡Y que siga!
¡Un abrazo para todas!
MIREN E.



“Lo que más me ha gustado es, sin duda, conoceros, saber que existís, saber que compartimos inquietudes amorosas que seguimos en el empeño de desgajar del amor las adherencias perniciosas y tramposas, en fin seguir en el proceso de "darnos cuenta", de reírnos cuando nos sorprendemos en actitudes de "princesas esperando ser rescatadas", cuando nos aplaudimos por no claudicar a los mandatos imperiosos de la sumisión.
¡¡No me quiero ir!!
Lo que menos me ha gustado es no veros en persona, es decir, que esta experiencia haya sido on line.
Me ha impresionado sobremanera la experiencia de  comprobar que eso de "vivir el aquí y el ahora" es posible, lo he comprobado  cuando estaba en "nuestros" foros y chats, en las reflexiones...
!!gracias!!
 OLGA


“Me ha gustado especialmente el esfuerzo tuyo por aportar tantos y variados materiales así como los espacios de reflexión en el que siempre se puede aprender de las demás compañeras. Además, esas preguntas y la autocrítica aprendida aquí es algo que podemos llevar siempre con nosotras y volver a hacer uso de ella cuando sea necesario”.
NOELIA

“El título del curso me pareció muy sugerente, cuando vi los contenidos lo primero que pensé ¿Cómo ahorro el dinero para poder hacerlo? porque QUIERO HACERLO.
Sabía que iba a aprender mucho para mi labor profesional, y así ha sido, gran cantidad de material para trabajarlo, y mi gran sorpresa es que a nivel personal me ha aportado mucho más.
Para mi la única desventaja es que es on-line, y echaba de menos un aula y una profe en persona, por todo lo demás muy interesante, creativo, didáctico y muy enriquecedor”.
ROCÍO

“Hola a todas. En primer lugar daros la enhorabuena tanto a Coral como a las queridísimas Relatoras-helvéticas que habéis tenido la brillante idea de organizar el curso. A las compas por ser tan generosas y compartir tantas intimidades. A coral en particular por el curro tan tremendo y la cantidad de recursos que nos has regalado para que nos pensemos un poquito. como veis me ha gustado mucho, y lo mas importante, al menos para mí, lo siento como algo muy útil. Creo que se ha abierto un camino o se ha reforzado hacia la deconstrucción del ideal del amor, de las autopenitas, y de otras muchas cosas. Ahí tengo un montón de lecturas e ideas sobre las que reflexionar”.
ANA

“Si te digo la verdad lo que más me ha impresionado con creces es tu dedicación. Coral el taller es un experimento estupendo y yo creo con mucho futuro. Sigue así porque creo que tendrás grandes satisfacciones...”
EVA

 
“Que decir que no hayan dicho ya señoras........encantada de haber compartido este espacio con vosotras. He llorado, he reído y me habéis aportado mucho. Para mi esto no es más que el principio, queda mucho por trabajar y se que tendré momentos de bajona en los que echaré mano de lo que se ha analizado y compartido aquí.
Gracias a todas y en especial a Coral por hacer posible este taller tan interesante”.
MARÍA H. S.



“Creo que según más creciendo, si nos metemos, no sólo en el amor, si en todas las parcelas de nuestra vida, en lo reglado, en lo estereotipado, en lo que dicta la masa, poco a poco dejamos de tener juicio crítico. Dejamos de reflexionar, de cuestionarnos, de preguntarnos: ¿esto me sirve a mí? ¿es lo que quiero para mi vida? ¿existen otros valores y otra forma de estar en el mundo que me vaya mejor? Nos volvemos cómodas, es más fácil pensar "es que las cosas son así". Y nos olvidamos de nuestra libertad, de nuestro derecho a decidir, de la creatividad que todas y todos podemos poner en práctica para cambiarnos por dentro, para ser mejores, para ser más felices, para ser nosotras mismas”. 

NOELIA 


Querida Coral y queridas compañeras:

Deseo decirte a través de estas palabras lo mucho que ha significado el curso de "señoras que ya no sufren por amor" para mí. Y deseo decirte lo importante que ha sido conocerte en esta época de mi vida.

Sé que las palabras no son capaces de transmitir la fuerza, el coraje, las herramientas, las ganas, el sí se puede, el merece la pena y la compañía cálida que me has-habéis dado en este tiempo, desde que empecé a saber de ti y tu trabajo y empecé a conocer a otras mujeres en búsqueda como yo.

Mis compañeras de curso saben, por haberlo compartido, de mis meses de pérdidas dolorosas...familiares, amorosas, vitales. La sensación en ocasiones es de un desierto árido, de falta de manos y piel y de dificultad en encontrar alimento para seguir caminando.
Y apareces, Coral, con tanta y valiosa información, con tu alegría y vitalidad, con tus mensajes certeros, con tu ejemplo de mujer que trabaja para hacer una vida mejor. Y te digo, de corazón, que todo lo que he estado y estoy alimentándome de algo que me hacía mucha falta, me da más fuerza que toneladas de hidratos en mi cuerpo.


Gracias, por el taller, gracias por compartir, gracias por tu generosidad, gracias por el sí se puede. Gracias, porque miro de frente aunque haya días que cueste y porque ya sólo quiero bucear cuando el cuerpo me pida honduras marinas en lugares de costa.
He dado un paso hacia la vida que quería...y no es, ni de lejos, un paso retórico.
Nos vemos en el camino seguro, porque ya nos estamos viendo.

María Sabroso.






Plataforma de formación on line de Coral Herrera: 
talleres intensivos y permanentes en 


13 de noviembre de 2014

Lecciones de la amistad para disfrutar más del amor





La amistad es una de las cosas más maravillosas que ha inventado la Humanidad. Esta forma de quererse, cuando hay amor del bueno, cuando nos relacionamos en libertad, es uno de los mayores tesoros que tenemos en la vida. Con los amigos y las amigas podemos establecer relaciones sanas, equilibradas, horizontales, igualitarias y desinteresadas, y en ese sentido, generalmente nos hace sufrir menos que el amor romántico. 


En el Laboratorio del Amor hemos recopilado unos cuantos rasgos de la amistad que podrían enseñarnos a construir relaciones sentimentales, eróticas o afectivas más bonitas, basadas más en el compañerismo que en las necesidades de nuestro Ego:









- Sin Mitificaciones: A las amigas no las idealizamos porque las conocemos bien. No queremos cambiarlas, ni ellas a nosotras tampoco, sino que crecemos a su lado en base a las experiencias que compartimos. A las amigas y los amigos los queremos tal y como son, con sus virtudes y defectos. El amor que sentimos hacia ellas y ellos nos hace ser comprensivos con sus rarezas, manías, despistes, mezquindades, tonterías, y torpezas. E incluso nos reímos con ellos de las nuestras.


- Sin limitaciones para crecer: La amistad nos permite aprender mucho de nosotras mismas y de la Humanidad. Nos permite crecer porque no nos limita: crecer junto a alguien y contribuir a su bienestar nos hace sentir buenas personas, nos hace sentir que somos útiles y que podemos ayudar a los demás. Queriendo a la gente nos sentimos mejores personas porque aprendemos con las amigas, empatizamos con sus problemas, nos ponemos en su lugar, tratamos de aliviar su dolor, compartimos sus triunfos y éxitos.






- Sin exclusividad ni posesividad. A todas nos encanta que nuestras amigas tengan otras amigas, que su vida esté rodeada de afectos. Por lo tanto, cuando nuestra amiga empieza una relación de amistad con otra persona, no enfurecemos ni nos sentimos celosas: nos alegramos de que haya más gente que la quiera y la enriquezca.




- Con intimidad, libertad, comunicación, confianza: Con las amigas y los amigos tenemos un altisimo grado de confianza e intimidad que nos permite expresar las emociones con libertad, sin miedo a lo que la otra persona pueda pensar de nosotras. Con las amigas nos abrimos el corazón y las carnes enteras, porque con ellas podemos desahogarnos, analizar situaciones, relativizar, y acabar agotadas de la risa. 

30 de octubre de 2014

Claves para desmitificar el amor romántico,las princesas y los príncipes azules




En los cuentos que nos cuentan desde nuestra más tierna infancia, a los varones les enseñan tres cosas sobre el amor:

  • Hay cosas más importantes en la vida que el amor romántico.
  • Hay una mujer destinada a ti.
  • El amor es inagotable e incondicional (como el amor de mamá).

A las mujeres nos enseñan otras tres cosas:
  • No hay nada en la vida más importante que el amor romántico.
  • Hay un hombre destinado a ti.
  • Las mujeres nacen con un don para amar inagotable e incondicionalmente (por eso su objetivo en la vida es ser esposa y mamá).

En los cuentos que nos cuentan, a unos les lanzan un mensaje, y a las otras nos lanzan otro. Para los hombres, el mensaje principal es que el amor es eso que sucede al final de la aventura, después de haber pasado por mil situaciones diferentes, después de que el héroe ha demostrado su fuerza, su valentía, su capacidad para ganar y someter a los enemigos que le van saliendo en el camino, y a los monstruos internos que a veces le paralizan de miedo. Si logra vencerlos, será digno del amor de la Princesa Que Espera, y si fracasa, se quedará solo.

El príncipe azul sabe que vencerá porque siempre se siente querido. Las dudas de amor son para las princesas con mucho tiempo libre que gustan de atormentarse. Ellos prefieren sentirse queridos, útiles, importantes y necesarios para su país o para su comunidad. Los príncipes se saben deseados por las mujeres, respetados por sus enemigos, admirados por sus amigos, venerado por sus súbditos, y mitificados por una bella  muchacha que sufre lo indecible (o que se aburre infinitamente) mientras espera la llegada de su Salvador.

Otro de los mensajes que suelen lanzarnos desde las producciones culturales es que el príncipe azul lleva consigo el amor incondicional de su madre grabado en el corazón, por eso sólo podrá ofrecerle el trono del reino a una mujer que le ame como su madre: de un modo total, sin peros, sin condiciones. Así que nosotras tenemos que sustituir a su madre y convertirnos también en madres de sus hijos e hijas, y ellos, ya saben que las madres aguantan de todo y que por muy mal que te portes, nunca dejarán de quererte. 

El mensaje que nos lanzan a las mujeres es que si somos elegidas, tenemos que sentirnos inmensamente afortunadas, porque somos el grandioso premio a su heroicidad, el símbolo del triunfo masculino, el descanso del guerrero, y el botín de guerra que les pertenece por haber salvado al mundo (de las hordas de orcos, de los comunistas rusos, de los terroristas islámicos, de los alienígenas, de los indios norteamericanos, de los mafiosos italianos, de los robots inteligentes y malvados).

Las princesas, nos cuentan, tienen que ser muy pacientes, porque en casi todas las historias el amado siempre tiene mucho trabajo. Y es que por encima del amor está la misión del héroe, que es mucho más grandiosa que la princesa y que él mismo. El héroe primero sirve a la patria, y después obtendrá su recompensa por su trabajo, pero tiene que ganársela: el protagonista de los cuentos de hadas y de las películas de acción ha de demostrar que es un hombre con pleno control sobre sus emociones y mucha “sangre fría” para actuar. Tiene que olvidarse de su tierno corazoncito para matar, aniquilar y destruir al enemigo. Tiene que demostrar que es duro como una piedra, que ejecuta órdenes con la fidelidad de un robot, que es capaz de aguantar el cansancio, el hambre, el dolor de las heridas, el sueño acumulado y todo lo que le echen encima. El premio a sus sacrificios es la princesa que espera en su castillo, les dicen a los niños.

A las niñas les lanzan este mensaje: para la princesa el amor sí es lo más importante, porque la liberará de su encierro o su desgracia. Ella ama el amor porque cree que su vida mejorará, y porque no le han enseñado a pensar en otra cosa que en casarse y cumplir lo que se espera de ella: ser una mujer eternamente agradecida y entregada a su Salvador con absoluta devoción.

Los príncipes han de esforzarse mucho para obtener su recompensa, las princesas sólo tienen que aguantar, esperar, y ser pacientes para que nos amen para siempre. Y esperar solas, claro, sin rivales alrededor.

No es casualidad que las princesas siempre estén solas y desprotegidas, a merced de las circunstancias, y soñando con que alguien se encargue de ella. Nunca tiene un plan propio para escapar del encierro, ni redes de solidaridad y afecto que le ayuden. Las princesas en general son vulnerables, frágiles, sensibles, dulces, heterosexuales, de piel blanca y cabellos rubios. Se aburren mucho, suspiran mucho, y piensan en su príncipe azul a todas horas, creyendo que junto a él encontrarán la felicidad eterna y nunca más estarán solas.

16 de octubre de 2014

Lo romántico es político




Artículo publicado originalmente en Revista Pikara:
http://www.pikaramagazine.com/2014/02/lo-romantico-es-politico/


Amamos patriarcalmente. Amamos democráticamente. Amamos como los capitalistas: con el ansia voraz de poseer al objeto de amor, con el ansia brutal del que colecciona piezas de caza. Nos conquistamos, nos endulzamos, nos fusionamos, nos separamos, nos destruimos mutuamente… nuestra forma de amar está impregnada de ideología, como cualquier fenómeno social y cultural.

El amor romántico que heredamos de la burguesía del siglo XIX está basado en los patrones del individualismo más atroz: que nos machaquen con la idea de que debemos unirnos de dos en dos no es casual. Bajo la filosofía del “sálvese quién pueda”, el romanticismo patriarcal se perpetúa en los cuentos que nos cuentan en diferentes soportes (cine, televisión, revistas, etc.).

A través de los cuentos que nos cuentan, asumimos los mitos, los estereotipos, los ritos y los roles de género tradicionales, y mientras consumimos ideología hegemónica, nos entretenemos y nos evadimos de una realidad que no nos gusta. Consumiendo estos productos románticos aprendemos a soñar con una utopía emocional posmoderna que nos promete la salvación eterna y la felicidad conyugal. Pero solo para mí y para ti, los demás que se busquen la vida.

Frente a las utopías religiosas o las utopías sociales y políticas, el amor romántico nos ofrece una solución individualizada, y nos mantiene distraídas soñando con finales felices.  El romanticismo sirve para que adoptemos un estilo de vida muy concreto, para que nos centremos en la búsqueda de pareja, para que nos reproduzcamos, para que sigamos con la tradición y para que todo siga como está.

El romanticismo patriarcal sirve para que todo siga como está. Unos disfrutando de sus privilegios de género, y las otras sometiéndose a los pequeños reyes absolutos que gobiernan en sus hogares. Sirve, también, para ayudarnos a aliviar un día horrible, para llevarnos a otros mundos más bonitos, para sufrir y ser felices con las historias idealizadas de otros, para olvidarnos de la realidad dura y gris de la cotidianidad. Sirve para que, sobre todo las mujeres, empleemos cantidades ingentes de recursos económicos, de tiempo y de energía, en encontrar a nuestra media naranja. Ante el fracaso, deseamos que todo cambie cuando encontremos al amor ideal que nos adore y nos acompañe en la dura batalla diaria de la vida.

Cada oveja rumiando su pena con su pareja.

Estamos rodeadas de afectos en nuestra vida, pero si no tenemos pareja decimos que “estamos solas”. Las que tienen pareja aseguran que la soledad que sienten en compañía es mucho peor. Muchas mujeres siguen creyendo que la pareja amorosa es la solución a su precariedad, a su vulnerabilidad, a sus problemas personales. Las industrias culturales y las inmobiliarias nos venden paraísos románticos para que busquemos pareja y nos encerremos en hogares felices, entornos de seguridad y aburrimiento que pueden llegar a convertirse en infiernos conyugales.


Las parejas de hoy en día siguen siendo profundamente desiguales, desequilibradas, jerárquicas, y casi todas practican la división de roles: heteros, lesbianas, bisexuales, gays… el amor es el reducto final en el que se ancla el patriarcado. El individualismo del romanticismo patriarcal nos sume en ensoñaciones románticas mientras nos quitan derechos y libertades… todavía una gran parte de la población permanece adormilada, protestando en sus casas, soñando con El Salvador o el Príncipe Azul.

Los medios de comunicación tradicionales jamás promueven el amor colectivo si no es para vendernos unas olimpiadas o un seguro de vida. Si todos nos quisiésemos mucho el sistema se tambalearía, pues está basado en la acumulación egoísta de bienes y recursos y no su gestión colectiva y solidaria. Por ello es que se prefiere que nos juntemos de dos en dos, no de veinte en veinte: es más fácil controlar a dos que a grupos de gente que se quiere.

El problema del amor romántico es que lo tratamos como si fuera un tema personal: si te enamoras y sufres, si pierdes al amado o amada, si no te llena tu relación, si eres infeliz, si te aburres, si aguantas desprecios y humillaciones por amor, es tu problema. Igual es que tienes mala suerte o que no eliges a los compañeros o compañeras adecuadas, te dicen.

Pero el problema no es individual, es colectivo: son muchas las personas que sufren porque sus expectativas no se adecúan a lo que habían soñado. O porque temen quedarse solas, porque  necesiten un marido o una esposa, o porque se decepcionan cuando comprueban que el romántico no es eterno, ni es perfecto, ni es la solución a todos nuestros problemas.

Lo personal es político, y nuestro romanticismo es patriarcal, aunque no queramos hablar de ello en los foros y asambleas.  También la gente de izquierdas y los feminismos seguimos anclados en viejos patrones de los que nos es muy difícil desprendernos. Elaboramos muchos discursos en torno a la libertad, la generosidad, la igualdad, los derechos, la autonomía… pero en la cama, en la casa, y en nuestra vida cotidiana no resulta tan fácil repartir igualitariamente las tareas domésticas, gestionar los celos, asumir separaciones, gestionar los miedos, comunicarse con sinceridad, expresar los sentimientos sin dejarse arrastrar por la ira o el dolor…

No nos enseñan a gestionar sentimientos en las escuelas, pero sí nos bombardean con patrones emocionales repetitivos y nos seducen para que imaginemos el amor a través de una pareja heterosexual de solo dos miembros con roles muy diferenciados, adultos y en edad reproductiva. Este modelo no solo es patriarcal, también es capitalista: Barbie y Ken, Angelina Jolie y Brad Pitt, Javier Bardem y Penélope Cruz, Letizia y Felipe… son parejas exitosas mitificadas por la prensa del corazón para que las tomemos como modelo a seguir. Es fácil entender, entonces, porqué damos más importancia a la búsqueda de nuestro paraíso romántico que a la de soluciones colectivas.
Para transformar o mejorar el mundo que habitamos hay que tratar políticamente el tema del amor, reflexionar sobre su dimensión subversiva cuando es colectivo, y su función como mecanismo de control de masas cuando se limita al mundo del romanticismo idealizado, heterocentrado y heterosexista.


Si me pongo romántica queer, me da por pensar que el amor de verdad podría destruir patriarcado y capitalismo juntos. Las redes de solidaridad podrían acabar con las desigualdades y las jerarquías, con el individualismo consumista y con los miedos colectivos a los “otros” (los raros, las marginadas, los inmigrantes, las presidarias, los transexuales, las prostitutas, los mendigos, las extranjeras). Para poder crear estas redes de amor tenemos que hablar mucho y trabajar mucho: queda todo el camino por hacer.
Tenemos que hablar de cómo podemos aprender a querernos mejor, a llevarnos bien, a crear relaciones bonitas, a extender el cariño hacia la gente y no centrarlo todo en una sola persona. Es hora de que empecemos a hablar de amor, de emociones y de sentimientos en   espacios en los que ha sido un tema ignorado o invisibilizado: en las universidades, en los congresos, en las asambleas de los movimientos sociales, las asociaciones vecinales, los sindicatos y los partidos políticos, en las calles y en los foros cibernéticos, las comunidades físicas y virtuales.
Hay que deconstruir y repensar el amor para poder crear relaciones más igualitarias y diversas.



Es necesario despatriarcalizar el amor, eliminar las jerarquías afectivas, desmitificar finales felices, volverlo a inventar, acabar con los estereotipos tradicionales, contarnos otras historias con otros modelos, construir relaciones diversas basadas en el buen trato, el cariño y la libertad.  Es necesario proponer otros “finales felices” y expandir el concepto de “amor”, hoy restringido para los que se organizan de dos en dos.
Ahora más que nunca, necesitamos ayudarnos, trabajar unidos por mejorar nuestras condiciones de vida y luchar por los derechos humanos para todos. Para acabar con la desigualdad, las fobias sociales, los odios y las soledades, necesitamos más generosidad, más comunicación, más trabajo en equipo, más redes de ayuda. Solo a través del amor colectivo es como podremos articular políticamente el cambio.
Confiando en la gente, interaccionando en las calles, tejiendo redes de solidaridad y cooperación, trabajando unidos para construir una sociedad más equitativa, igualitaria y  horizontal. Pensando y trabajando por el bien común, es más fácil aportar y recibir, es más fácil dejar de sentirse solo/a, es más fácil elegir pareja desde la libertad, y es más fácil diversificar afectos. Se trata, entonces, de dar más espacio al amor en nuestras vidas, de crear redes afectivas en las que podamos querernos bien, y mucho.
Que falta nos hace.

Coral Herrera Gómez

Publicado en Pikara Magazine: 



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